lunes, 7 de julio de 2008

Pinceladas de Cochabamba

Hola a todos!!
Desde el avión, Cochabamba me acogió como una manta de luces amarillas y blancas la madrugada del viernes. El viaje había sido largo, más de 24 horas entre cambio de aviones, retrasos y esperas, pero me encontraba bien y mi maleta había llegado a salvo, a pesar del panorama algo caótico del aeropuerto.

Dos misioneros claretianos de Proclade salieron a recogerme y me llevaron a la residencia Corazón de María, donde acogen a 18 estudiantes indígenas venidos de comunidades campesinas, que realizan sus estudios en la universidad. Como ahora están de vacaciones, he conocido sólo a cinco de estos estudiantes y con ellos he compartido estos tres días de visitas por la ciudad.

Cochabamba se extiende ampliamente con casa bajas y viejas hasta los límites del monte Turani, que lo observa todo entre la nube perpetua de contaminación que envuelve a la ciudad. A casi 2.600 metros, es difícil no subir las escaleras ("gradas", como les llaman aquí) sin parar a tomar aire un par de veces y el llamado "mal de altura" toma forma en un pequeño dolor de cabeza y en más cansancio del habitual. Es invierno y hace frío, pero el sol a estas alturas quema.

Las carreteras a medio asfaltar; grandes cables de luz sobre la cabeza de cholitas que caminan con calma y sus wawas (bebés) a la espalda; rostros fatigados, niños de cara sucia venidéndote cualquier cosa... Miseria que no por eso ha acabado con la simpatía y amabilidad de esta gente, que me habla bajito y con mucho respeto. He conocido el Critos de la Concordia, el más alto del mundo, que regala unas vistas de la ciudad impresionantes; he paseado por La Cancha, un mercado inmenso donde puedes encontrar de todo al mejor precio; y he montado en "micro" (autobus), para comprender que aquí el "ceda el paso" no existe y pasa primero quien toca la bocina más fuerte, convirtiendo el tráfico en una peligrosa locura de claxons.

Mañana iré a Acacio, una pequeña comunidad al Norte de Potosí con el padre Paco, claretiano que lleva 36 años ayudando a este pueblo. Allí trabajaré estos tres meses en todo lo que se pueda en uno de los cinco internados que Proclade organiza en una de las zonas más pobre de toda Latinoamérica. En Acacio, no hay ni Internet ni cobertura, así que el aislamiento para mí viniendo de una sociedad como la nuestra va a ser increible.

A Andión, Maite, Imanol y Nieves, mucha suerte en vuestra aventura por Guatemala, y al resto que aún estáis por viajar, muchos saludos desde Bolivia!!

Hoqp' unchaykama ("Hasta otra", en quéchua)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Maite guapa!!

Que te lo pases muy bien por Bolivia, Mucha suerte!
Esperamos nuevas noticias tuyas.
Un besiko

Andión y Maite